El día del cumpleaños de Luisa, los campesinos se han reunido fuera de su casa para darle una serenata. Ella ama a Carlo, un joven al que ha conocido en el pueblo y lo busca entre la multitud. El padre de Luisa, Miller, está preocupado por este misterioso amor puesto que Carlo es un extraño. Carlo llega y mientras los pueblerinos se marchan hacia la iglesia cercana, a Miller se le acerca un cortesano, Wurm, que está enamorado de Luisa y desea casarse con ella. Pero Miller le dice que él nunca tomará la decisión en contra del deseo de su hija. Irritado por su respuesta, Wurm le dice a Miller que en realidad Carlo es Rodolfo, el hijo del conde Walter. A solas, Miller expresa su enojo.
En el Castillo del conde Walter, Wurm informa al conde del amor de Rodolfo por Luisa. Walter ordena a Wurm llamar a su hijo. El conde expresa su frustración con Rodolfo. Cuando él entra, le ordena casarse con su sobrina Federica, la duquesa de Ostheim.
Cuando Rodolfo se queda a solas con Federica le confiesa que ama a otra mujer, confiando en que la duquesa lo entenderá. Pero Federica está demasiado enamorada de él para comprenderlo.
Miller le dice a su hija quién es Rodolfo en realidad. Llega Rodolfo y admite su engaño pero le jura que su amor es sincero. Arrodillándose frente a Miller declara que Luisa es su novia. El conde Walter entra y se enfrenta a su hijo. Sacando su espada, Miller defiende a su hija y Walter ordena que tanto el padre como la hija sean arrestados. Rodolfo se alza contra su padre y lo amenaza: si no libera a la muchacha, Rodolfo revelará cómo Walter consiguió ser conde. Aterrado, Walter ordena que liberen a Luisa.
Los pueblerinos llegan donde Luisa y le dicen que han visto como a su padre lo arrastran encadenado. Luego llega Wurm y confirma que van a ejecutar a Miller. Pero le hace una oferta: la libertad de su padre a cambio de una carta en la que Luisa declare su amor por Wurm y afirme que ella ha engañado a Rodolfo. Al principio se resiste, pero luego se rinde y escribe la carta al mismo tiempo que es advertida de que debe mantener el engaño de haberla escrito voluntariamente y estar enamorada de Wurm. Maldiciéndolo, Luisa sólo quiere morir.
En el castillo, Walter y Wurm recuerdan cómo el conde se alzó al poder matando a su propio primo y Wurm le recuerda al conde cómo Rodolfo sabe esto también. Los dos hombres se dan cuenta de que, a menos que actúen juntos, pueden estar perdidos. Entran la duquesa Federica y Luisa. La muchacha confirma el contenido de la carta.
Rodolfo lee la carta de Luisa y, ordenando a un sirviente que traiga a Wurm, se lamenta de los tiempos felices que pasó junto a Luisa. El joven ha desafiado a Wurm a duelo. Para evitar el enfrentamiento el cortesano dispara su pistola al aire, atrayendo al conde y sus sirvientes corriendo. El conde Walter aconseja a Rodolfo que vengue la ofensa que ha sufrido casándose con la duquesa Federica. Desesperado, Rodolfo se abandona al destino.
En una habitación en la casa de Miller, se oyen a la distancia ecos de la celebración del matrimonio de Rodolfo y Federica. El viejo Miller, liberado de la prisión, regresa a casa. Entra en ella y abraza a su hija, luego lee la carta que ella ha preparado para Rodolfo. Luisa está decidida a suicidarse, pero Miller consigue persuadirla de que se quede con él. Ahora a solas, Luisa sigue rezando. Rodolfo entra sin ser visto y vierte veneno en una jarra de agua sobre la mesa. Entonces le pregunta a Luisa si realmente escribió la carta en la que declara su amor por Wurm. "Sí", responde la muchacha. Rodolfo bebe un vaso de agua y luego pasa un vaso a Luisa y la invita a beber. Luego le dice que los dos están condenados a muerte. Antes de morir, Luisa tiene tiempo de decirle a Rodolfo la verdad sobre la carta. Miller regresa y reconforta a su hija moribunda; juntos los tres dicen sus oraciones y despedidas. Mientras ella muere, los campesinos entran con el conde Walter y Wurm y antes de que él también muera, Rodolfo atraviesa con su espada el pecho de Wurm.