Roma lucha contra una invasión griega. En Roma las mujeres de los soldados engañan a sus maridos. Todas menos Lucrecia, la mujer de Colatino. Junio, cuya esposa estaba entre las infieles, desafía al joven Tarquino para que compruebe él mismo la castidad de Lucrecia. Tarquino solicita hospitalidad esa noche a Lucrecia, y mientras ella duerme la despierta con un beso. Pese a sus súplicas, el cree que lo desea y la viola. A la mañana siguiente, luego que Tarquino ha abandonado la casa, Lucrecia envía a un mensajero pidiendo a Colatino que vuelva a casa. Convencida de que jamás volverá a estar limpia, Lucrecia se suicida.