El insoportable conflicto entre el amor y la sed de venganza, entre la religión y la razón y entre su propia tradición y un imperio casi lleva a Norma a asesinar a sus propios hijos, antes de decidir dar otro paso, no menos radical. Con el papel de Norma, Bellini ha creado un personaje femenino que atraviesa todos los estados humanos imaginables en un corto espacio de tiempo y los expresa con medios musicales, desde el bel canto hasta los gritos. Vasily Barkhatov interpreta la tragedia en el contexto de un cambio en el sistema político. Norma queda atrapada en las agitaciones ideológicas en las que los viejos ídolos son reemplazados por nuevos.