En una hacienda en La Mancha, en La Solana, festejan por el patrono del pueblo los peones de la hacienda, incluyendo Juan Pedro y Catalina. Juan Pedro ha pedido matrimonio a Catalina, y esta le pide permiso al ama Sagrario. Sagrario acepta siempre y cuando Juan Pedro se vaya de la hacienda: la costumbre no consciente que dos novios estén bajo el mismo techo. Sagrario misma despide a Juan Pedro, explicándole la razón, aunque deja notar su atracción por él. Catalina, notando que esa atracción existe y es mutua, rompe el compromiso, pero Sagrario insiste en que Juan Pedro abandone la ascienda de todas maneras. Moniquito, otro de los empleados de la hacienda, decide darle una serenata a Catalina, aprovechando la situación. La Custodia, que fuera nodriza de Sagrario, le reprocha a ésta su actitud con Juan Pedro. Sagrario le confiesa sus sentimientos por el labrador, pero sabe que es un amor imposible: la gente jamás aceptaría que una mujer de su clase se case con un peón. En el medio de la monda del azafrán aparece Juan Pedro, quien expresa sus sentimientos para con Sagrario abiertamente, dejándola sin otra opción más que echarlo de la casa y pedirle que nunca vuelva. Pasado un año poco ha cambiado en la hacienda: Don Generoso, quien fuera el dueño original de la hacienda y que perdiera la razón vagabundea tratando de formar un ejército con niños; Catalina y Moniquito están comprometidos y la mujer de Carracuca, otro de los hombres del pueblo, ha fallecido. Moniquito lo ayuda a buscar nueva mujer, que se encargue de los muchos hijos que tiene, pero ninguna lo convence. En cambio, quien le gusta es Catalina. Juan Pedro vuelve para dar el pésame a Carracuca, y se encuentra con Sagrario, a quien no había vuelto a ver. La Custodia, viendo cómo sufren los dos, encuentra la solución: Don Generoso había tenido un hijo ilegítimo que ella misma había llevado a la casa cuna para entregar en adopción. Al perder su fortuna, había ido a buscar a su hijo pero no lo había vuelto a encontrar, perdiendo la razón. La Custodia falsifica los papeles para hacer pasar a Juan Pedro por el hijo perdido de Don Generoso; así, Juan Pedro pasa a ser el hijo de un señor, lo que lo coloca en el mismo escalón social que Sagrario. Juan Pedro acepta en princpio, y llega a comprometerse con Sagrario, pero angustiado por el engaño le confiesa la verdad al ama, pero ella ya lo sabía y está conforme con seguir con la mentira mientras el mundo la crea.