Federico Romero Sarachaga

A pesar de ser asturiano de nacimiento, y de haber vivido tiempo en Zaragoza y en Madrid, se consideraba a sí mismo manchego, por no haber perdido nunca su arraigo familiar de generaciones en La Solana (Ciudad Real), municipio del que fue nombrado hijo adoptivo. Su arraigo manchego lo llevó a escribir La rosa del azafrán, que es la zarzuela emblemática de esa región, musicada por otro manchego: Jacinto Guerrero.

Colaboró estrechamente con Guillermo Fernández-Shaw Iturralde, de cuyo padre (Carlos Fernández Shaw) fue también amigo, y como fruto de esa colaboración escribieron los libretos de La Canción del OlvidoDoña FrancisquitaEl DictadorEl CaseríoLa MeigaLa Rosa del Azafrán Luisa FernandaLa Tabernera del PuertoLa CibelesLa Lola se va a los puertos y otros para un total de 65 obras. 

En 1932 estuvo entre los impulsores de la Sociedad General de Autores de España.