En Piombières, en el albergue termal “Il Giglio d’Oro” se han reunido huéspedes ilustres que se preparan para salir juntos por Reims para asistir a la coronación del rey Carlos X.
Madama Cortese, propietaria del establecimiento, da la orden al servicio de apresurar los preparativos para el viaje. Las bellas y caprichosas damas de la alta sociedad, la condesa de Folloville, la viuda polaca Melibea y Corinna, una famosa improvisadora romana, vienen cortejadas, con mayor o menor suceso, por nobles de la compañía: el baron Trombonok, el Grande español Don Alvaro y el conde ruso Liebenskof, el cónsul inglés Lord Sydney y el Caballero Belfiore. Don Profundo, siendo un apasionado anticuario, se entromete en los preparativos de viaje haciendo un catálogo de los tesoros de los huéspedes. Después de varias declaraciones amorosas, aceptadas o refutadas, litigios y re-pacificaciones, y después de que se ha podido recuperar el guardarropa de la Condesa, finalmente están listos para partir. En ese momento llega la noticia de que no hay más caballos en Reims. Después de un momento de abatimiento general la condesa, ofreciendo hospitalidad a la compañía, propone partir la mañana siguiente con la diligencia matutina para París, donde están alistándose grandes festejos para el rey a su regreso de Reims. Por la noche se organiza un banquete durante el cual, entre el canto y el baile, los invitados cantan los himnos de las respectivas naciones y al final Corinna improvisa sobre las virtudes de Carlos X.