Paris, hijo de Príamo, fue elegido por Juno, Minerva y Venus como juez para entregar una manzana a quien creyera la más hermosa. Paris elige a Venus, y esta le promete a Helena de Troya como recompensa. Paris lleva a Calcas una misiva de la diosa ordenándole procurar el amor de Helena. Paris se disfraza como pastor y gana tres premios en un concurso de juego de palabras bajo la dirección de Agamenón. Todo el mundo sabe que ha entregado la manzana a Venus y Helena se da cuenta de que es la fatalidad la que le ha enviado al hombre de la manzana. Paris es coronado vencedor por Helena, para disgusto de Aquiles y los dos Ayax, y es invitado a un banquete por Menelao. Paris ha sobornado a Calchas, el Gran Sacerdote de Júpiter, para que Filocomo profetice que Menelao debe irse a Creta. Paris aprovecha la ausencia de Menelao para visitar a Helena por la noche. Aunque ella conoce su destino, parece resistirse y él recurre a la estrategia. Se marcha, pero vuelve cuando ella se duerme. Le dice a Helena que lo que va a pasar es un sueño, y ella está satisfecha con ese entendimiento. Menelao regresa inesperadamente y sorprende a ambos. Helena decide que la culpa es del propio Menelao, por no saber cuándo llegar y cuando quedarse lejos, como un buen marido. Paris trata de disuadir a Menelao de armar un escándalo, pero sin éxito. Cuando todos llegan alertados, instan a Paris a marcharse por donde vino. Paris decide partir, pero promete regresar a terminar lo comenzado. El rey y su séquito se marchan entonces a Naupalia para la temporada de verano. Un sumo sacerdote de Venus llega en un barco, explicando que tiene que llevarse a Helena a Citerea donde hará una hecatombe por sus ofensas. Menelao pide ir con ella, pero ésta lo rechaza, diciendo que él, y no ella, es quien ha ofendido a la diosa. Pero cuando ella se da cuenta de que el sumo sacerdote es Paris disfrazado, ella se marcha a bordo con él y se van juntos… lo que dará inicio a la Guerra de Troya.