El Teatro Real está considerado como la primera institución de las artes escénicas en España, situándose como ópera nacional de referencia y como una de las tres principales instituciones culturales españolas. La institución goza además de una significativa proyección internacional. El proyecto artístico del Teatro Real ha hecho posible que la institución se sitúe en la actualidad como uno de los grandes focos internacionales de actividad de ópera y punto de referencia de las instituciones culturales españolas. Su programación artística procura la excelencia, cuidando tanto el repertorio lírico tradicional como el contemporáneo, que incorpora la música del siglo XX y las últimas vanguardias, con la firme convicción de ofrecer al público un lugar donde descubrir a los mejores artistas y creadores del momento. Asimismo, presta especial atención a los nuevos públicos y también a la difusión de la ópera entre los más jóvenes.
Antecedentes
El origen del actual emplazamiento del Teatro Real se sitúa en 1738, bajo el reinado de Felipe V, cuando se inaugura el Real Teatro de los Caños del Peral con la puesta en escena de la ópera Demetrio, compuesta por Johann Adolph Hasse sobre el libreto de Pietro Metastasio. Como hecho destacado, este Teatro acoge en enero de 1814 la celebración de las sesiones de las Cortes Constituyentes de Cádiz, tras su traslado a Madrid desde San Fernando de Cádiz y hasta su traslado, el 2 de mayo del mismo año, al Monasterio de Doña María de Aragón (actual Palacio del Senado).
En 1818 bajo el reinado de Fernando VII se inician los trabajos de construcción del Teatro Real con la colocación de la primera piedra el 23 de abril de ese año, tras la Real Orden que dictaba la remodelación de la Plaza de Oriente y la construcción de un teatro de ópera en el mismo solar en el que, hasta hacía apenas un año, se había ubicado el Real Teatro de los Caños del Peral. El monarca impulsaba así la construcción de un coliseo lírico que pudiera equipararse con los mejores de Europa.
Del diseño y construcción inicial del Teatro Real se encarga el arquitecto, Antonio López Aguado. Con grandes interrupciones y periodos de abandono, causados por la falta de presupuesto y por la muerte del arquitecto y su sustitución por Custodio Teodoro Moreno. Las obras no acaban hasta 1850, 33 años después de su inicio, durante los que vuelve a ser sede parlamentaria, al acoger al Congreso de los Diputados en 1841. A partir del 19 de noviembre de ese 1850, bajo el reinado de Isabel II y durante los 75 años siguientes, el Real se convierte en uno de los principales teatros europeos.
Tras la revolución de 1868 y el exilio de la reina Isabel II, pasa a llamarse Teatro Nacional de la Ópera. En octubre de 1925, un hundimiento provoca el cierre provisional del teatro y el inicio de unas obras de reconstrucción que se prolongaran 41 años, sin lograr su reapertura. La Guerra Civil (con el estallido de un polvorín instalado dentro del edificio) y las dificultades de la posguerra obstaculizan aún más las obras, que quedan en un estado de semiparalización.
En 1966 se abre al público como auditorio y sede del Real Conservatorio Superior de Música y Escuela de Arte Dramático.. El 13 de octubre de 1988 se celebra el último concierto, realizado por la Orquesta Nacional. Las obras de rehabilitación como teatro de ópera se inician el 2 de enero de 1991; en esta ocasión, las obras durarán casi 7 años.
El 11 de octubre de 1997 y bajo la presidencia de SS.MM. los Reyes Don Juan Carlos y Doña Sofía, el Teatro Real, construido en una primera fase por José Manuel González Valcárcel y, tras su fallecimiento, completado por Francisco Rodríguez de Partearroyo, se vuelve a abrir ya como teatro de ópera con la ópera La vida breve y el ballet El sombrero de tres picos, de Manuel de Falla. Una semana después, tiene lugar el estreno absoluto de Divinas palabras, de Antón García Abril.
Desde su reapertura en 1997, el Real ha acogido otros diez estrenos mundiales de ópera: Don Quijote, de Cristóbal Halffter (2000), La Señorita Cristina, de Luis de Pablo (2001), Dulcinea, de Mauricio Sotelo (2006), El viaje a Simorgh, de José Mª Sánchez Verdú (2007), Faust-Bal, de Leonardo Balada (2009), La página en blanco, de Pilar Jurado (2011), Poppea e Nerone, de Monteverdi-Boesmans (2012), The Perfect American, de Philip Glass (2013), Brokeback Mountain, de Charles Wuorinen (2014) y El Público, de Mauricio Sotelo (2015).
Todo ello, junto con la excelencia de su Coro y Orquesta Titulares, el empleo de las tecnologías más innovadoras y la dilatada producción de espectáculos de alto nivel artístico, cada vez más presentes en escenarios internacionales, han hecho que el Real tenga una gran presencia dentro y fuera de nuestras fronteras.
La Fundación del Teatro Real está presidida por los Reyes de España y cuenta con el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte y la Comunidad de Madrid como Administraciones Públicas fundadoras. Su órgano de gobierno es un Patronato formado por 29 patronos. El presidente del Patronato y de la Comisión Ejecutiva es elegido por el Patronato a propuesta del Ministro de Educación, Cultura y Deporte. Es una Fundación pública, con una relevante participación de la sociedad civil en sus órganos de gobierno y en su financiación.