Deutsche Oper Berlin


La Deutsche Oper Berlin es una compañía ópera, correspondiente al Berlín Occidental durante los años en que estuvo erigido el Muro de Berlín. Actualmente es el principal teatro de ópera de Alemania y uno de los más importantes del mundo. El edificio sede de la compañía, también denominado Deutsche Oper Berlin, es también la sede del Staatsballett Berlin.
La historia de la compañía comienza con la Deutsches Opernhaus del barrio berlinés de Charlottenburg, que fue promovida en 1911 por una sociedad privada (Großer Berliner Opernverein) y abierta al público en noviembre de 1912 con una producción de Fidelio, de Beethoven, dirigida por Ignaz Waghalter. En 1925, el nombre de la sede en la que residía la compañía fue cambiado a Städtische Oper, tras la quiebra de la sociedad fundadora, y que la Ciudad de Berlín asumiera el control. La intención fue convertir el teatro en la sede de un ambicioso proyecto de teatro musical, liderado por el director musical Bruno Walter, y con Heinz Tietjen como Director General. La Städtische Oper llegó a ser un foco cultural dentro de una ciudad que, en esa época, era ya de por sí un reconocido centro de creatividad e innovación. Alternando el trabajo meticuloso en el repertorio tradicional con la presentación de obras contemporáneas (entre las que se destacan las óperas de Ernst Krenek o Kurt Weill), consiguió rivalizar con los otros dos escenarios operísticos de la ciudad: la Ópera Kroll (fundada en 1927 y dirigida por Otto Klemperer), y la Hofoper (con la dirección musical de Erich Kleiber). Tras la salida de la institución de Tietjen, el nuevo Director General, Carl Ebert, continuó reforzando la reputación artística del teatro durante los primeros años 30.
Con el advenimiento del Tercer Reich, Joseph Goebbels mandó que el nombre volviera a ser Deutsches Opernhaus. En 1935, el edificio fue remodelado por Paul Baumgarten y el aforo se redujo de 2.300 butacas a 2.098. El Intendant Carl Ebert prefirió emigrar de Alemania antes de tener que transigir con la visión nazi de la música, y terminó fundando -junto con Fritz Busch- en el Reino Unido el Festival de Glyndebourne. Los nuevos administradores centraron la actividad del teatro en el repertorio alemán, eliminando a los compositores modernos.
El edificio sede de la Deutsche Oper resultó completamente destruido el 23 de noviembre de 1943. La actividad de la compañía se trasladó en un primer momento al Admiralspalast, en Friedrichstraße, pero en otoño de 1944 cerró definitivamente.
Después de la guerra, la compañía tuvo que instalarse provisionalmente —otra vez como Städtische Oper— en el Theater des Westens (que había resultado prácticamente intacto tras los bombardeos) y comenzar a construir el repertorio desde cero, al haber sido destruido todo el material escénico, y deshecha la compañía. El nuevo edificio, diseñado por Fritz Bornemann, fue construido en el mismo lugar de la Bismarckstrasse donde se levantaba el antiguo teatro, siendo inaugurado el 24 de septiembre de 1961 con Don Giovanni de Mozart, en una producción diseñada por Carl Ebert, que había vuelto a tomar el cargo de Director General en 1954, con la dirección musical de Ferenc Fricsay, y la participación de Dietrich Fischer-Dieskau, Elisabeth Grümmer, Pilar Lorengar y Walter Berry. Solo dos meses antes de la inauguración se había producido la separación de los dos sectores de Berlín mediante el muro, y los otros dos teatros de la ciudad (Komische Oper y Staatsoper) habían quedado en el sector oriental. El nuevo edificio ya abrió con el nombre actual de Deutsche Oper Berlin. La forma de la sala garantiza una óptima visibilidad y acústica desde cualquiera de sus 1.865 asientos.
Entre la ilustre nómina de Generalmusikdirectoren de la compañía destacan: Bruno Walter, Ferenc Fricsay, Lorin Maazel, Gerd Albrecht, Jesús López Cobos, Giuseppe Sinopoli, Rafael Frühbeck de Burgos, Christian Thielemann y Renato Palumbo. Desde 2009, el director escocés Donald Runnicles es Generalmusikdirector. Desde 2012, el Intendant es Dietmar Schwarz. Algunos de sus predecesores en el cargo, desde la reapertura, han sido nombres tan prestigiosos como Egon Seefehlner (que también dirigió la Ópera Estatal de Viena), el violoncellista Siegfried Palm, el compositor Udo Zimmermann, la directora Kirsten Harms y, sobre todo, el director de escena Götz Friedrich, que permaneció en el cargo durante casi 19 años.