Teatro Apollo di Roma


El teatro surge en 1670 por deseo de la soberana Cristina di Svezia que le pidió a su secretario, el conde Giacomo d’Aliberti, que intercediese frente al papa Clemente IX para que cediera el inmueble, previamente propiedad de la familia Orsini, situado donde hoy están los márgenes del Tíber, usado como prisión hasta 1657 y posteriormente como posada.

Después de la construcción de la Carceri Nove (cárceles nuevas) en la vía Giulia, el edificio había sido abandonado y posteriormente entregado a arrendamiento perpetuo a una cofradía de monjes, que lo convirtió en posada, que eventualmente fracasaría. Ya la cofradía había hecho un intento inicial de convertir el edificio en un teatro, pero la negativa el papa Alejandro VII, en ese momento gobernante de los Estados Pontificios y detractor del arte teatral, había hecho imposible la idea. No obstante, algunos documentos confirman el nacimiento del teatro en 1660.

Los trabajos de adaptación del edificio para albergar el teatro fueron confiados a Carlo Fontana, arquitecto de la Cofradía, que se mantendría como propietaria del edificio confiándolo d’Aliberti al precio de doscientos cincuenta escudos al año. La sala, de alrededor de 16 por 22 metros, tenía forma de herradura en la tradición del teatro all’italiana y estaba compuesta de seis órdenes de palcos. La construcción estaba decorada en el interior por los pintores Magno y Jovanelli, y era accesible por vía terrestre y fluvial. La inauguración se realizó en la primavera de 1670 con un espectáculo de Tiberio Fiorilli, a quien se le confió la temporada teatral completa.

Solamente se permitían las representaciones durante el período de carnaval, pero Filippo Acciaiuoli, habitué de la Academia de la Arcadia de Cristina de Suecia, había conseguido permiso del nuevo papa, Clemente X, para representar espectáculos fuera del período estipulado: por esta razón, y para hacer posibles los preparativos, el teatro pasó a manos de Acciaiuoli que lo alquiló por doscientos cincuenta coronas al año.

Bajo la “dirección artística” de Acciaiuoli el escenario estuvo repleto de mujeres, especialmente entre 1671 y 1674. En 1671 tuvo lugar el estreno absoluto de Amanti, che credete e Chi mi conoscera de Alessandro Stradella, Il novello Giasone y Scipione Africano de Acciaiuoli, en el 1672 O ve’ che figurace de Stradella y en el 1673 L’amor per vendetta, overo L’Alcasta de Bernardo Pasquini.

Sucesivamente la dirección pasó a Marcello de Rosis. En 1675 el teatro cerró para los festejos del Jubileo, y permaneció en desuso por dieciséis años. Reabierto en 1690 y completamente renovado en su interior, con la sala de la construcción de la sala con forma de herradura, fue demolido en 1697 por orden de Innocenzo XII, pontífice adverso a las artes escénicas.

Sólo la intervención del papa Clemente XII, en 1733. Permitió la reconstrucción del edificio, completamente a expensas de los Estados Pontificios: la nueva planta era casi circular, con un número reducido de palcos (cuatro, respecto a los seis anteriores), y la inauguración se llevó a cabo el 2 de enero de ese año.

En 1737 llegó el estreno de Il Temistocle de Gaetano Latilla.

La calidad de la programación, que había sufrido una sensible disminución a través del tiempo, no repercutió en la afluencia del público, que frecuentó el teatro hasta el cierre, para restauraciones, en 1762. La re-apertura tuvo lugar en 1764, y en 1768 nuevos trabajos modificaron el aspecto general de la sala. El 29 de enero de 1781, sin embargo, un incendio destruyó toda la estructura, que era completamente de madera.

El proyecto de reconstrucción quedó en manos de Natale Marini y sucesivamente a Giuseppe Tarquini, que disponía de medios financieros para la operación. El colapso de la estructura durante la construcción, a causa de la baja calidad de los materiales utilizados, significó que Felice Giorgi fuera elegido para la construcción: el nuevo teatro, rebautizado Teatro Apollo, estuvo listo en 1794, cambiando sin embargo de dueños en varias ocasiones, del príncipe Francesco Publicola al príncipe Giovanni Torlonia, que en 1820 renovó nuevamente el edificio. En 1795 tuvo lugar el estreno mundial de La sposa polacca de Marcello Bernardini, en 1796, el de Si viaggiatori amanti de Valentino Fioravanti y en 1805 de La vedova Contrastata de Pietro Carlo Guglielmi.

El 24 de febrero de 1821 tuvo lugar el estreno absoluto de Matilde di Shabran de Gioacchino Rossini dirigida por NIccolò y el 25 de diciembre siguiente de La capricciosa ed il soldato o sia Un momento di lezione de Michele Carafa.

En 1831 tuvo lugar una nueva remodelación del Apollo, con la adquisición de una fachada diseñada por Giuseppe Valadier y encargada por el entonces propietario Alessandro Torlonia. El nuevo diseño, en estilo neoclásico, se componía de una fachada dividida en dos por un balcón, sobre el cual se abrían tres arcos de medio punto, separados por columnas, donde tenían lugar tres grandes ventanas rectangulares. En la parte superior del arco central, destacaban las palabras “Teatro di Apollo”. El nuevo aspecto del teatro permitió el cambio de la programación de la prosa a la ópera: se produjeron operas de Vincenzo Bellini, Gaetano Donizetti, Giuseppe Verdi, mientras la dirección del teatro pasó de los empresarios Lanari y Camusi a Vincenzo Jacovacci y después a Nicola Carnevali. En 1831 tuvo lugar el estreno absoluto de Furio Camillo de Pacini con Carolina Unher. El 11 de febrero de 1841 tuvo lugar el estreno mundial de la ópera Adelia de Donizetti, con Lorenzo Salvi, Ignazio Marini y Giuseppina Strepponi y en 1845 de Virginia de Nicola Vaccai. El 19 de enero de 1853 tuvo lugar el estreno absoluto de Il Trovatore de Giuseppe Verdi con Giovanni Giucciardi, Rosina Penco y Emilia Goggi. El 17 de febrero de 1859 tuvo lugar el estreno absoluto de Un ballo in maschera con Gaetano Fraschini y Leone Giraldoni, en 1860 de Stefania de Raffaele Gentili, en 1861 de Il mulattiere di Toledo de Pacini y del 1866 de Caterina Howard de Errico Petrella.

El teatro recuperó su prestigio, convirtiéndose en teatro de primera categoría: en 1870 se añadió el palco real, en honor al rey de Italia Vittorio Emanuele II de Saboya. En 1882 tuvo lugar el estreno absoluto de Le duc d’Albe de Donizetti con Leone Giraldoni y en 1887 de Giuditta de Stanislao Falchi. Pese al éxito, los trabajos para la construcción del Tiber, cuyas continuas inundaciones socavaban la seguridad de la ciudad y sus habitantes, hizo necesario demoler en 1888 el teatro, que daba al río. Recién en 1925 se construyó un monumento de piedra con un epígrafe de Fausto Salvatori, donde alguna vez estuvo el teatro.