Georges Bizet
Georges Bizet, formalmente Alexandre-César-Léopold Bizet, fue un compositor francés, principalmente de óperas. En una carrera cortada por su muerte prematura, alcanzó escasos éxitos hasta su última obra, Carmen, que se convirtió en una de las obras más populares e interpretadas de todo el repertorio operístico.
Bizet ganó varios premios a lo largo de su brillante carrera como estudiante en el Conservatorio de París, incluyendo el prestigioso Premio de Roma en 1857. Fue reconocido como un pianista excepcional, aunque prefirió no aprovechar su habilidad y en raras ocasiones tocó en público. Tras regresar a París después de pasar casi tres años en Italia, se dio cuenta de que en los principales teatros de ópera parisinos se prefería interpretar el repertorio clásico más arraigado antes que las obras de nuevos compositores. Sus composiciones orquestales y para teclado fueron asimismo ignoradas en su gran mayoría, lo que estancó su carrera por lo que tuvo que ganarse la vida principalmente mediante arreglos y transcripciones de la música de otros. En su busca del ansiado éxito, comenzó varios proyectos teatrales durante la década de 1860, muchos de los cuales abandonó. Ninguna de las dos óperas que se llegaron a escenificar —Les Pêcheurs de Perles y La Jolie fille du Perth — tuvieron éxito de inmediato.
Tras la guerra franco-prusiana de 1870–71, en la que Bizet sirvió en la Guardia Nacional, tuvo algo de éxito con su ópera de un acto Djamileh, aunque la suite orquestal derivada de su música incidental de la pieza teatral L'Arlésienne de Alphonse Daudet tuvo un éxito instantáneo. La producción de la última ópera de Bizet Carmen fue retrasada debido al miedo de que sus temas de traición y asesinato pudieran ofender a la audiencia. Tras su estreno el 3 de marzo de 1875, Bizet estaba convencido de que la obra iba a ser un fracaso; murió de un ataque al corazón tres meses más tarde, sin saber que resultaría un éxito espectacular y duradero.
El matrimonio de Bizet con Geneviève Halévy fue feliz de manera intermitente y fruto del cual tuvieron un hijo. Tras su muerte, sus composiciones, excepto Carmen, estuvieron en general desatendidas. Regalaron o se perdieron los manuscritos y las versiones publicadas de sus obras a menudo eran revisadas y adaptadas por terceros. No creó escuela ni tuvo discípulos ni sucesores evidentes. Tras años de abandono, sus obras se empezaron a interpretar de nuevo con más frecuencia en el siglo XX. Críticos posteriores lo han proclamado como un compositor de gran brillantez y originalidad cuya muerte prematura significó una gran pérdida para la música teatral francesa.