Silvia es una bella cortesana, admirada por todo tipo
de hombres, pero ella los rechaza a todos porque pese a que puedan colmarla de
riquezas ninguno ha podido tocar su corazón. Finalmente ella abjura
completamente del amor, convencida de que su destino es permanecer sola. Esto
hasta que Zanetto llega a su puerta. Silvia reconoce en él su ideal y lo ama de
forma inmediata. Zanetto ve en Silvia a la virgen de sus sueños. Él aprecia su
libertad y su forma de vida, pero cree que sería bello quizás tener una casa, y una
hermana. Zanetto ha oído hablar de Silvia, que es bella, rica y liberal, y la
está buscando. Silvia le esconde su identidad, y le recomienda no seguir
buscando a la cortesana, que es peligrosa para él. Aunque los dos están
enamorados mutuamente, ella no está dispuesta a darse a conocer. Él cree en su
sinceridad, y ofrece ir en cualquier dirección que ella indique. Ella señala
hacia el atardecer y él se aleja corriendo, dejando a Silvia llorar.