El “Prólogo”, advierte a los espectadores sobre cómo podrán disfrutar de la obra que el autor compuso para los hombres, lleno de amores y odios, y cómo ha intentado plasmar un trozo de vida en el escenario. A un pueblo llega un grupo de payasos. La compañía, dirigida por Canio, está también formada por su esposa Nedda, el jorobado Tonio y Beppe. Anuncian que esa noche, a las 23 horas, van a dar un gran espectáculo. Pero no tarda mucho en notarse cuán frágil es la relación entre Nedda y Canio, y cuán celoso y violento es este. Cuando Nedda se queda sola, preocupada por los celos de su marido y deseosa de su libertad, aparece Tonio, que no había marchado, si no que se queda observándola. Ella lo descubre, se burla de él ante sus ridículos intentos de conquistarla, a lo que el jorobado se violenta y la ataca. Con la fusta ella logra alejarlo, mientras él jura venganza. Llega Silvio, el amante de Nedda. Ambos están enamorados, pero él no resiste más la situación y quiere convencerla de abandonar a Canio y el circo y quedarse con él. Mientras los amantes conversan apasionados, son descubiertos sin darse cuenta por Tonio. El jorobado corre a buscar a Canio, que descubre a los amantes en el momento en el que están combinando la huida para esa misma noche, después de la función. Canio desespera, trata de perseguir al amante de su mujer, pero lo pierde de vista, sin poder reconocerlo. Canio desesperado le exige a su mujer el nombre de su amante, pero ella se niega. Beppe intenta tranquilizar a Canio, y le recuerda que la gente está por llegar, y quiere reírse. Canio está destruído, pero el espectáculo debe continuar. Efectivamente, se realiza la obra preparada: Colombina (interpretada por Nedda), espera que su amante Arlequín (Beppe) llegue, aprovechando que su marido, Pagliaccio (Canio) no está. Arlequín le canta una serenata, Colombina hace la señal convenida para avisar que está sola. Pero llega Taddeo (Tonio), el bufón también enamorado de Colombina. Ella lo rechaza, y junto con Arlequín, cómicamente lo echa. Pero tras una pequeña escena cómica “de amor”, Taddeo avisa que está volviendo, inesperadamente, Pagliaccio. Colombina y Arlequín corren “desesperados”, y al despedirse, Nedda hace decir a Colombina las mismas frases que Canio la escuchó decir a su amante: el compromiso para verse esa noche. El paralelismo entre la realidad y la ficción es terrible. Canio hace un intento de mantener la comedia, pero es imposible. Está hebrio y herido, quiere saber el nombre del amante de su mujer. Desesperado, exige recuperar su derecho de hombre, por encima del payaso. Nedda trata de seguir en su papel de Colombina, pero Canio está lleno de ira, y ya descontrolado. El público está convencido que todo se trata de una representación, pero a la vista de todos, Canio termina matando a Nedda, mientras exige el nombre de su amante. Moribunda, Nedda murmura pidiendo auxilio a Silvio, que está en la platea. Silvio intenta ayudarla, y Canio lo mata también.