"El Soto del Parral", una casa de labranza junto a la cual pasa el pueblo camino a la vecina ermita. Damián, un empleado del Soto, se ha sentado a descansar y se ha quedado dormido; el Tío Sabino, al llegar, le reprocha su pereza. Catalina, otra empleada de la hacienda y novia de Damián, llega a la vez que el Tío Prudencio, un aldeano con pretensiones de poeta, que quiere leer a los presentes un romance que está componiendo. La aparición de Aurora, el ama de la casa, disuelve la reunión. Aurora está casada con Germán, cuya reserva y reticencia a hablar la preocupa. Llega Miguel, el hijo de quien fuera dueño de la hacienda que ahora Germán y Aurora están comprando con su trabajo. Miguel se quedará en el pueblo por un tiempo ya que planea casarse con una de las mujeres del pueblo: la Angelita. En un tenso encuentro con Miguel y lejos de los oídos de Aurora, Germán le dice que la Angelita no le conviene. Miguel no puede creerle y corre a buscar una confirmación de la Angelita. Poco después el lenguaraz Tío Prudencio le lee al Tío Sabino un avance de su nuevo romance, de donde se desprende que Germán se ha casado con Aurora por conveniencia y que en realidad mantiene relaciones con Angelita. Aurora escucha la discusión que esto genera, entendiendo que esta relación explica la extraña reserva de su marido. Vuelve Miguel alterado buscando reparación de Germán. Aurora le detiene y se enfrenta luego duramente con su esposo, a quien insta a abandonar el Soto. Tres días después. La noche anterior al casamiento de Catalina y Damián. Mientras Aurora ayuda a los preparativos de la boda se enfrenta con el Tío Sabino, que asegura que aunque Germán se ha marchado de la casa, no significa automáticamente que sea culpable de infidelidad. Miguel llega convocado por Aurora, quien le informa que le devuelve el Soto. Aunque está dispuesta a abandonar la hacienda, no está convencida tampoco de la infidelidad de Germán ni de la veracidad de los dichos de Angelita, y se enfrenta a Miguel por eso
Seguidamente aparece Germán, y recuerda junto al Tío Sabino cómo han jurado no decir nunca la verdad de los hechos: Angelita, en realidad, era la amante del padre de Miguel, el original dueño del Soto. Germán y Aurora se encuentran y, aún sin que Germán deba ofrecer mayores explicaciones, se reconcilian. Pero vuelve a aparecer el Tío Prudencio con un supuesto recado de Angelita, dando cita a Germán. Miguel regresa furioso e intenta matar a Germán, pero aparecen el Tío Sabino y los criados, separándolos. Llegan los aldeanos a ofrecer los presentes de boda a Catalina y Damián, lamentando el enfrentamiento de los amigos. Por la noche en el valle se celebra la boda de los criados. Tío Sabino recelando del Tío Prudencio comenta el drama, que el romancero pretende plasmar en coplas, sonsacándole el lugar de la cita entre Germán y Angelita y dirigiéndose hacia allí. Vuelven los de la boda y el Tío Prudencio, con su acostumbrada insensatez, hace saber a Aurora la cita de Germán con Angelita y dónde les sorprenderá Miguel. Aurora corre hacia el lugar, pero aparecen los dos hombres que vuelven del encuentro, donde Miguel ha sabido de la traición de Angelita y la lealtad de Germán. La felicidad vuelve al Soto, festejándose por fin la boda de Catalina y Damián, con baile y regocijo general.