Ferrando y Guglielmo están enamorados de dos hermanas, Fiordiligi y Dorabella. Don Alfonso, un filósofo amigo, les juega una apuesta asegurándoles que “Todas las mujeres son iguales”, y que sus mujeres, como cualquier otra, los engañarían de tener la oportunidad. Así, Ferrando y Guglielmo se ponen a disposición de Don Alfonso por 24 horas. En ese término, ideado siempre por don Alfonso y con la ayuda de Despina, la sirvienta de las hermanas, los jóvenes se “van a la guerra”, vuelven como “turcos”, se declaran a las mujeres, son rechazados, se “envenenan”, son salvados por un “médico” (Despina disfrazada), cantan una serenata, pasean con las hermanas por el bosque, conquistan a las jóvenes, se desengañan, se comprometen como turcos (cada uno con la novia del otro) y finalmente se casan con ellas (gracias a, nuevamente, Despina disfrazada, esta vez de notario), para “volver de la guerra”, poner a sus mujeres en evidencia, desenmascarar el engaño y exigir castigo… y finalmente perdonarlas. Todo en 24 horas.
